lunes, 5 de julio de 2010

TIENES TANTO...

Tienes el silencio de mis noches,
Que se guarda entre mi almohada y tu dolor,
Tienes el dominio de una vida sin reproches,
Y tu alma mi tibieza, mi amor...

Tienes la brisa que escondida,
Se queda tras la ventana,
Y cuando la noche esta vencida,
Ella baja a abrazar tu alma...

Tienes el calor y la energía,
De ese sol a todo esplendor...
Que le da luz a tu vida,
Y cenizas a tu temor...


Tienes la cordura de los años,
La frialdad de la nostalgia,
La presión del desengaño,
Y el alma que no descansa…


Mercedes. 2.006

Vuelvo una vez más...

Vuelvo de lo bello de lo vano,
De lo espurio que resultó ser,
Este mundo casi sin humanos,
Y con tan poco por perder.

Vuelvo de la utopía de la vida,
Que ha valores me ha dolido más que a nadie,
Y extirpo a cada paso de mi entraña corroída,
El vacío que ha dejado esta barbarie.


Vuelvo de los sueños de la infancia,
Con rodillas que ha raspones se engrosaron,
Y llenaron mi ser de la constancia,
Esa que tienen los que lo han logrado….

Vuelvo de las sonrisas más dulces,
Con el esplendor que da sentir,
Y sin bien ya no son luces,
Su tenue luz aún me hace vivir.


Vuelvo con la espalda doblada,
De tomar enviones,
Pero nunca derrotada,
Por más fuertes que hayan sido los aluviones…

Vuelvo de la espera de la nada,
Con un objetivo claro,
Que ya no apostaré mi alma,
Sino es por lo que he soñado…

Vuelvo de la pérdida fortuita,
Del razonamiento porque si,
Para hacer conmigo misma un cita.
Y así tal vez, volver a vivir…

Mercedes Raquel Enrique. 2.008

Merecías un amor...

Tú dulzura escondida, tras tu estructura de erudito.
Con tu voz acompasada y tu pequeños ojitos,
Con ese temor a vaya saber qué,
Con la ilusión de volver a ver el sol.
Con tus comidas sencillas, y tus café de los bares,
Y tus cenas en lo de tu amigo, el conocido Casares.
Tus chistes de niño genio, que a Silvia enervaban,
Y tus charlas en la sala con tu amigo del alma.
Tus caramelos antes de dormir,
Y tus charlas con tu madre muerta,
Por qué guardabas tu sufrir,
Por qué siempre le abrías la puerta.
Tu cobardía de no pelear por el lugar de tu descanso,
Y esa mujer que por poder, se hizo dueña de tu espanto.
Si al menos una vez hubieras gritado,
Hoy estarías aquí,
Y yo, te estaría visitando....

Mercedes Raquel Enrique. 2.005.-