domingo, 11 de diciembre de 2011

UN ALEPH PROPIO...

 
Por consejo de un amigo, un día decidí ahondar en la literatura de Borges.  Y allí me encontré con el Aleph, un cuento que  mostraba a un Borges desconocido para mí hasta ese día. Un ser como cualquiera,  que reconoce su maligna felicidad ante la locura ajena, hasta su incomprensión y su envidia.   Pero rescatando al escritor, con sus humanos yerros, pensé en la sensación que produce mirar a través de un punto en un inédito lugar y poder sin más ver todo, todo cuanto he querido ver en este mundo, seguramente vería a mis padres y sus consejos sabios; mis hermanos y nuestras charlas; mi hija, sus abrazos, sus  besos y ese “mamá” que cambió tanto en mi vida y en mi ser; mi amor y sus dolores; mis amigos y aquellas fiestas; aquellos ojos; aquella sonrisa; aquellos besos y aquellos abrazos;  mis luchas ante la muerte en más de una oportunidad; los paisajes que he guardado en mi alma; los amaneceres que quiero ver; los atardeceres  naranjas que he imaginado; la lluvia copiosa en otoño; el olor a tierra mojada en primavera; el caminar de la mano del amado; los poemas que él me escribió; aquellas cartas de amor; aquellas rosas que secas, aún guardo; el compartir una charla con esa persona,  sólo con esa;  una noche clara y estrellada en el campo, sin más compañía que esa mano tomada a la tuya; esa melodía que endulza tu alma porque te trae recuerdos de la infancia, del ayer, del hoy y del mañana;  esa película que me hizo llorar de emoción, ese señor que me hizo soñar; esa amiga que me ha acompañado toda la vida; ese amigo que ha escuchando mis lamentos,  mate en mano; poder reconciliarme conmigo después de los treinta no ha estado mal. Vi tantas cosas  en ese Aleph que, seguramente, alguna la pasé por alto, para no desmerecer a las otras.

 

Todos deberíamos encontrar ese punto en donde el universo se junta, justo ahí, desde donde partimos para ver todo. Yo lo he encontrado y está justo en el lugar en  que puedo hablar de lo que siento, de lo que veo, de cuanto me duele, me angustia, me hace feliz. No es un punto físico, simplemente el oído de quien me escucha sin tiempo y sin temores. Con palabras de aliento siempre por responder.  Donde lo implacable se suaviza; y lo infame se hace verdad;  lo inmortal se desvanece, para solo mostrar nuestra humanidad finita, vulnerable, simple; donde el irreverente no triunfa; donde el poeta fundamenta su poesía cambiando las circunstancias de la vida; donde la sonrisa es la única excusa para poder seguir vivo; donde los envites de la vida te dan tregua; donde nadie debe demostrar ser un héroe; donde los niños y sus ruidos no perturben, y por el contrario, nos llene de infinita confianza en un futuro mejor; donde el anciano no sea el estorbo y sí la voz sabia a seguir;  donde so importe que pienses y no qué pienses; donde los sueños no dejen de aflorar por doquier, llevándote a donde quieras ir o estar; recordándote tu esencia, tus virtudes, tus límites; tu amor; tu verdad...

 

Mi Aleph, es muy mío, tiene oídos y ¡cómo escucha! Tiene ojos y solo su mirada refleja las miles de almas que podría amar. Tiene una boca que aunque miles quisieran no me la podrían robar, está llena de verdades, de ironía inteligente, de sarcasmo, de madurez, de diplomacia, de la palabra justa y metódica, de las sonrisas más seductoras,  de los besos más dulces y voraces. Mi Aleph tiene alma y es tan clara y pura como la verdad misma, con luchas internas por resolver, pero con el mérito de emprender siempre la lucha debida. Posee un corazón, tan fuerte como grande, tan duro como tierno y tan sensible como frío. La combinación perfecta para darme la posibilidad de ver en su centro, cada uno de  mis sueños, mi vida. Aunque parezca lejano en el tiempo, alguna vez mis sueños serán los suyos, y mitigaremos el dolor de lo lejano, de lo ajeno, de lo que no nos pertenece. De lo que esta  vida se ha empeñado en darnos y quitarnos. Valiéndonos del poder que nos da, el tener nuestro propio Aleph. Nuestro propio punto de conexión con el universo que hemos soñado.

 

Allí esta él, aquí  yo, y nuestro punto de encuentro jamás dejará de brillar en el horizonte que lo busquemos, en el recoveco que decidamos encontrarlo, en sótanos, en bares, en bibliotecas, en cines, en calles solitarias, en sonrisas semejantes, en lugares que son nuestros, en perfiles parecidos, en palabras que nos recuerdan al otro, en todo lo que podamos usar para no perder nuestro horizonte de amor. Para no perdernos, para no olvidar que existe ese ser capaz de mostrártelo todo, con una mirada, un gesto, una palabra, un silencio impenetrable en el tiempo.
 

Pugno por seguir este camino que he soñado y por hacer digno cada instante de mi vida. Por el solo hecho de poseer mi lugar en el mundo, ese lugar que  buscamos y que solo unos pocos encontramos, no importa la espera, ni la desazón, sólo el encuentro. Ese encuentro.
 
MERCEDES RAQUEL ENRIQUE
BUENOS AIRES - 2004 -

 

 

 






 

lunes, 3 de octubre de 2011

Y todo pasará...

Si un día me despierto...
allí donde soñé,
viviendo junto a ti,
fundiendo este querer...

Tal vez la ilusión
quizás vuelva a crecer,
igual que la pasión
se volverá ha encender...

Si un día estás ahí,
y yo regreso a ti,
yo logre sonreír
y volver a sentir

Pero hoy este dolor,
ahoga el respirar,
pedazos razón
y un largo suspirar...
El tiempo ha de pasar
como horas del reloj
la herida ha de curar,
de este dolor atroz...

martes, 27 de septiembre de 2011

LA NIÑA INMIGRANTE...(Leyendas urbanas)


La ciudad es Rosario, una ciudad fundada por inmigrantes italianos, de allí la característica idiomática del rosarino de no pronunciar las eses finales debido a que en italiano los plurales no terminan en eses. La ciudad que además tiene otra particularidad, ya que su nombre es por la virgen Rosario de San Nicolás, y fue el pago de los arroyos quien adopto el nombre de la virgen, y no la virgen quien adopto el nombre de la ciudad como sucede siempre. El lugar exacto Boulevard Nicasio Oroño a la altura del novecientos. Allí se encuentran las instalaciones de un colegio católico con su respectiva iglesia, las cuales acompañan la infraestructura de la ciudad desde hace más de cien años.
Al colegio lo lleva adelante una congregación de hermanas de la misericordia, las cuales han ido adecuando la educación católica con las exigencias de la vida moderna sin dejar de lado la moral y las buenas costumbres. Posee pasillos infinitos con pisos, subsuelos, y entre pisos que nunca se terminan de conocer.
Fue allí donde dos alumnas de la primaria un día se encontraron con una jovencita que vestía ropa propia de una inmigrante italiana de los años treinta caminando por aquel pasillo, las miró y les sonrió. Cuando ellas intentaron seguirla, la chica desapareció. Pensando que había alguna especie de fiesta conmemorativa las alumnas al llegar a su salón le preguntaron a la docente que dictaba su clase de historia en ése momento, si el secundario hacía algún acto por el día del inmigrante, porque ellas habían visto a una chica disfrazada para la ocasión, la maestra conociendo de las visitas de la niña inmigrante, sólo les dijo que de seguro era una alumna del secundario… Las niñas no creyeron en nada la explicación de la docente y comenzaron la investigación, llegaron hasta un libro que hablaba de una niña que había muerto en el colegio allá por el año mil novecientos cuarenta por la fiebre amarilla, si bien sus padres vivían en un inquilinato cercano como todos los inmigrantes, ella había quedado al cuidado de las monjas quienes contaban con mayores elementos para ayudarla a superar su enfermedad. Sin dudas los cuidados a la niña no alcanzaron para mantenerla viva, y una mañana de agosto partió del mundo de los vivos, pero jamás lo hizo del colegio que la cobijó hasta sus últimas horas, tal es así que recorre sus pasillos y de tanto en tanto se aparece a las alumnas, sólo a las alumnas, pues cuando ella murió ese colegio era de pupilas y sólo para jovencitas.
Las niñas hoy son adultas y cada vez que cruzan la puerta de la iglesia del colegio tienen la esperanza de volver a verla pasear por algún pasillo… Su rostro les transmitió tanta paz que de seguro nada malo esconde esa alma en pena.
Para los cercanos ellas se inventaron la historia para llamar la atención, pero los pasillos del colegio saben que todo es tan verdad como que cada día la ven pasar por sus rincones…

CUENTO TREN -(4)- LA TERCERA HUELLA...

La tarde fue llegando y en Villa Cimera corrió como reguero de pólvora, la noticia de la muerte del guía. Los comentarios eran muchos, y entre ellos culpaban al forastero de haberlo matado y encima robarle todas sus pertenencias. Otros acusaban a la alemana seguro que con el tamaño que tenía podía haber matado al guía al menor golpe. Sin embargo las voces más contemplativas hablaban de la enfermedad del guía que le había jugado una mala pasada, poco menos de dos meses atrás había estado internado en coma por su enfermedad, y a pesar de las advertencias poco cuidado ponía en su salud, sólo unos cuantos sabían de su diabetes, y si bien le habían pedido que informe a los turistas de su situación por si pasaba algo, el negaba su enfermedad todo el tiempo.
En la noche el Dr. Montes comenzó a trabajar en el cuerpo, su calva cabeza se mantuvo bajo la luz de aquel reflector y las lupas, mientras sujetaba sus antejos, que tenían una pata atada con cinta adhesiva blanca, el único golpe que encontró era en su pómulo derecho y sin duda alguna ese golpe era producto del desvanecimiento, todo lo demás daba cuenta de un episodio de su enfermedad que lo llevo a la muerte, lo del dedo faltante no tenía explicación, pues aparentaba estar cortado con un elemente de filo preciso, y no encontraron el mismo en los alrededores, pero la sorpresa fue que en el cuerpo encontró una tercera huella digital, si bien la del vecino René y de la turista alemana era de esperar que estuvieran allí, la tercera huella a quién pertenecería. Su informe culminó entrada la madrugada y esa tercera huella sin dudas daría luz sobre los hechos del robo y el dedo cortado.En la mañana se dirigió a la comisaría donde se encontraba demorado René, pues hasta el momento era el único posible asesino, según el comisario lo había encontrado con las manos en la masa, pero todos sabían que el pobre comisario quería un poco de acción. De hecho de un asesinato le daba un poco de sal a su aburrida vida y si bien René era un buen hombre, no dejaba de ser el forastero del pueblo al que se le indilgaba todo tipo de cosas… El médico lo saludo muy gentilmente y el comisario le ofreció una taza de café recién hecho, charlaron como dos horas, y le explico que no hubo asesinato, que la muerte fue por la diabetes, y que lo del dedo sucedió cuando la víctima ya se encontraba muerta, que el pobre René poco tenía que ver con el deceso, también le comentó lo de la aparición de una tercera huella que sin dudas sería del ladrón de las pertenencias. A lo que el comisario agregó, seguro fue quien además le cortó el dedo a la víctima
René salió de la comisaría no sin antes tomar una taza de café junto al médico y al comisario. Y partió para su casa. Ahora el comisario tenía con que entretenerse debía averiguar de quien era esa tercer huella encontrada, y podría atrapar al ladrón. Se paró frente a la puerta de la comisaría, se subió sus pantalones y acomodo su cinto que apenas alcanzaba a cubrir el gran contorno de su cintura, su prominente estómago le impedía mantener sus pantalones en alto, sé dio palmadas en su panza, respiró hondo y entro a su oficina para comunicarse con el juez de paz, él era el único que tenía las huellas de los ciudadanos de Villa Cimera.

Desde la ventana observaba Juana Hidalgo la viuda del pueblo, una mujer de unos setenta años, quien al perder a su esposo en un inexplicable accidente había extraviado su poca cordura, pero a pesar de ella, sabía perfectamente quien se quedaba con los abrigos ajenos. Una noche sintió ruido en su granero en plena madrugada, se dirigió hasta el lugar, cuando vio a Nélida la tonta del pueblo quitarle la piel a un cordero que esa tarde había muerto y que no se pudo enterrar porque el peón se encontraba en la ciudad vecina en busca de mejores forrajes para los animales y recién volvería a la mañana siguiente. Para el pueblo fue la viuda quien le quito la piel al animal en un rapto de locura. Pues nadie sabía de las costumbres de Nélida.

AQUELLO QUE NO VEMOS...

Lo esencial es invisible a los ojos nos dijo Saint Exupery mediante su personaje principal en su libro “El Principito”. Sin embargo entre los tiempos y las emociones que hoy vivimos queda tan poco tiempo para ocuparnos de ver todo aquello que nos es invisible ante la mirada. La apariencia pasó a ser el único objetivo a seguir, debemos ser jóvenes eternos, exitosos crónicos, amigos del que algo nos da… Lo del principito fue una hermosa frase, sólo eso dirían los practicantes de tanta modernidad…
Fue así que esa tarde de otoño donde las hojas amarillas todo lo cubren, la encontró caminando con ese hombre que la llevada de su cintura tomada, y charlando de los encuentros fortuitos de las almas desoladas. Sin dudas sus profesiones eran opuestas pero la literatura y la sensibilidad de ambos los había conectado como sólo unos seres afortunados pueden conectar, porque han sido elegidos antes de que la razón impere, y mucho antes de que esas miradas se crucen siquiera… El calor del uno anida en el otro, y el vacio casi ni se nota cuando el otro parte porque ese calor ha entrado en lo profundo del alma cubriéndola del sabor de la presencia más allá de lo corpóreo…Por qué había elegido a ese hombre y no otro, se preguntaba, esa tarde que lo conoció con la excusa de debatir ideas, por qué su mirada le resultaba tan familiar si era la primera oportunidad en que lo veía, por qué su necesidad de escucharlo y seguir a su lado se le hacía necesario… Y allí supo que todo lo que veía no alcanzaba para darle las respuestas necesarias a su inteligencia lógica, pues su inteligencia emocional se la respondería cuando al pasar del tiempo se le sumara el primer beso en donde ella ya lo sintió suyo.
Supo desde entonces que no hay respuestas para lo que no vemos, pues el sentir a veces supera cualquier otro sentido, y la razón no puede dar más respuestas que la simple visión de lo que encuentra a sus pies, sin embargo si ahondamos en el alma, en el corazón, en la piel, ella nos dará la más simple de las respuestas, el enamorado siempre ve más allá de lo que sus ojos ven…

lunes, 26 de septiembre de 2011

GRACIAS A DIOS HA MUERTO...

Muere como muere la noche,
la apagada constancia del dar,
sólo obtuve de ti los reproches,
y yo tan sólo quería AMAR.
Muere como muere la tristeza,
cuando llega la caricia de un niño,
pues aleja todas las asperezas,
de éste que fuera tu enfermo dominio,
Muere la soledad sin cobijos,
engañada con dádivas de un amor que no es tal,
saco de mi frente el crucifijo,
y advierto por fin que el dolor ya no está.
Muere la muñeca de trapo sin razón sin verdad,
y ya no cree en que el amor pueda dañar
pues tú tan solo quisiste que viviera sin paz
para que en tu regazo me pudiera abrigar.
Muere para poder vivir sin plegarias,
se abraza a la vida y hasta al sonreir,
y ojalá encuentres tú a tu complentaria,
para saciar tu sed de maldad en el vivir.

Muere y no sabes lo bien que se siente,
volver a respirar sin tu mirada en mi espalda,
sin la palabra y comentario hiriente,
sin que midan tu caricias, tu verdad y tu calma.
Muere pero era necesario,
pues ha de renacer fresca,
ya sin tanto corolarios,
y con la vida por presa.

sábado, 16 de julio de 2011

TU VIDA, MI VIDA...



La noche llegó como lo hacen las noches en el otoño, colmada de viento, de frío, de nostalgia de aquel abrazo tibio que nos envuelva. Pero al contrario de lo deseado esa misma noche la encontró sola y abrazada a su almohada, guardando en cada célula de su cuerpo el perfume de aquel hombre que la enamora...
Si hasta hace unos meses ella tenía una vida cómoda, desolada sí, pero cómoda. Su piel no sentía, su alma no sabía de sobresaltos, apenas de contactos fraternales con sus pares. Pero este amor la sacó de su vida, y pasó a sentir la vida de él cómo el único rumbo posible a la brújula de sus sentidos, que por cierto se habían despertado esa misma noche en que se entregó a él...
Entre sueños hablo, amo, sintió en sus brazos, pero la mañana la despertó con el frío estremecedor de saberlo lejos, muy lejos.
La rutina la tomó en sus brazos, la cobijo del dolor de la nostalgia y sólo en raptos de tremenda coherencia e infinita locura se escapa con él y su amor... Cierra la pagina del libro y no puede creer que alguien ame así, que sienta en la distancia, que añore un beso, que sienta caricias, sin siquiera estar cerca del amado. Sonrió con esa sonrisa de incredulidad que muy pocos sostienen aún con las pruebas en las manos de que un amor así es posible. Se sienta en su sillón preferido, toma a sorbos lentos la taza de té verde que tanto le encanta, suena el teléfono y era la voz de él que estaba allí y ella pretendiendo dar excusas desde la conciencia moral, decide dejar de lado su razón para darle vuelo al corazón que a latidos voraces la hicieron sentir a ese ser más cerca de lo que nunca había sentido a nadie. Y sin más atinó a decirle, tú vida, mi vida ya están trazadas ahora sólo deberemos vivirlas...

LOS DÍAS FELICES...


Mariza caminaba entre las cajas de la mudanza, que se encontraban desparramadas por toda la casa, pero no al azar ojo. Ella tenía una maestría en mudanzas, el haber tenido que acompañar a su ex-esposo por tantas ciudades en sus quince años juntos, le había dejado esa enseñanza, cada caja tenía una gran etiqueta que indicaba en que cuarto debía ser dejada, así el acomodar luego cada cosa en su lugar se hacía una tarea más liviana…
La noche la había tomado por sorpresa, así que decidió buscar la caja de los pertrechos y allí encontró una pava y unas cajas de sopas instantáneas, latas de atún y pan, con todo ello preparó una rica cena. Abrió un vino, y en medio de las sala a media luz tirada en el piso, volvió a sentir el aire entrar en sus pulmones como cuando era niña y se sentaba en el piso de la sala a mirar tele, pensó con una sonrisa plena y brillo en su mirada ¡ésos sí que fueron días felices!… una casa con perfume a comida casera, el eucalipto que su madre colocaba en una ollita sobre la estufa para que perfume en invierno todo el ambiente, la canela sobre la crema y el café, el chocolate caliente que su padre les hacia los domingos, el correr a sus hermanos en alguna gresca de un ratito… comer caramelos de coco, con su hermana mientras miraban una película, y suspirar por el galán de moda. Junto a esos recuerdos vino el de galletitas recién horneada que hacían cuando su hija era pequeña, y adoraba cocinar con ella, hoy su hija ya tiene veinte años y es una gran estudiante de cocina en Francia, y sólo se ven en cada oportunidad en que un avión las acerca en viajes fortuitos, en navidad o para el cumpleaños de ella. Abrazó su almohada, queriendo que fuera él, pero no lo era… subió la escalera feliz de saber que sería la última noche que dormiría en su cuarto sola, como lo había hecho en los últimos siete años, el amor de su vida llegaría en la mañana y esta casa de seguro tendría el perfume de aquella infancia. Escucho ladrar al perro y sonrió pensando cuantos años habían soñado lo del perro, lo del niño que llevaba en su vientre, y lo de la casa con jardín. Y hoy después de mucho tiempo podía disfrutar de lo soñado, y en volver a vivir días felices. Y al final del año cuando finalizará la escuela de cocina, se sumaría su hija para que esta familia esté al fin completa…

viernes, 15 de julio de 2011

FRUTO DE UN AMOR...

Ella sentada junto a su esposo, simula entereza ante la escena, los gladiadores luchan hasta que uno vence… Lo que nadie sabe es que sus lágrimas no son el producto del polvo que se disipo por el estadio, sino el dolor de ver a su amante lastimado al extremo.
Saluda con una reverencia tomada por la otra mano de la mano de su esposo, se retira a sus aposentos, no sin antes llamar a su sirvienta que la llevará por los rincones más ocultos del palacio, y es así que se encuentre con su amor quien yace mal herido en el cuarto acondicionado para la ocasión…
Sus dulces besos lo consuelan, la sirvienta se retira, ellos a pesar del dolor y del espanto, tienen su última noche de pasión… Con la claridad de la mañana ella despierta, el sol tenue se cola por las rendijas de la vieja y maltrecha ventana, esa que reverbera la luz sobre el cuerpo inerte de su amado que ha partido mientras ella dormía… Lo besa en la frente y se retira. Con la prestancia y la calma que se espera de alguien de su categoría. Nada de lágrimas sólo el dolor que cava hondo en su interior pero que nada trasluce al exterior. Sube las escaleras y comienza su rutina de señora real.
Han pasado cinco meses de esa noche y el primogénito del faraón guarda en su sangre el secreto del gladiador y su doncella…

miércoles, 13 de julio de 2011

LA MUJER DEL PARAGUAS...


La mujer del paraguas…
Cada tarde sale con su libro en una mano, y el paraguas en la otra, cruza la esquina casi sigilosamente, llega al bar pide su té verde y allí se queda dos horas leyendo.
Es muy cortes en su forma de dirigirse al personal del establecimiento, pero nadie sabe quién es y a qué se dedica sólo que cada tarde a las dieciséis llega envuelta en un perfume francés muy particular toma su silla y apenas marca el reloj las dieciocho sale presta y dobla en la esquina… No pueden explicarse porque lleva siempre ese paraguas aún en días soleados, en días plomizos, en pleno verano con cuarenta grados y sol pleno…El clima poco tiene que ver con que lleve ése paraguas.
Nadie lo sabe, sólo ella y él, ese amor al que espera desde hace cinco años y nunca llega.
Una tarde espero más de la cuenta abstraída en su lectura, a su lado tomo asiento el dueño de aquel paraguas, nada le dijo, la miro mientras ella abría grande los ojos, fruncía el seño, sonreía y hasta se emocionaba ante la lectura… Él tan sólo la observaba mientras sorbía lentamente su café, luego sonrío y volvió a mirarla mientras se colocaba su tapado gris, su sombrero y partía del bar sin decirle una sola palabra… al sentir el ruido de la puerta cerrarse, el golpe en seco le llamo la atención a ella, quien dejó su lectura  y levanto la vista por sobre su hombro izquierdo, alcanzó a ver la figura delgada que se perdía entre la bruma de la noche que había llegado, sonrío y pensó que tanta lectura la estaba haciendo alucinar, pidió su cuenta y se retiró pensando que él nunca llegaría a la cita… dejó el paraguas sobre la silla y uno de los empleados le advirtió sobre el olvido, ella esbozó una sonrisa y respondió, ése paraguas, ese paraguas no es mío y se marchó.

sábado, 23 de abril de 2011

REBELDIA DEL ALMA...

Cauta y segura tú fuiste siempre,
Las reglas adecuadas de niña complaciente,
Pero hoy es la mujer la que se revela,
Hoy sólo quiere amar aunque no se deba.

La razón por sobre todo has llevado,
Cómo único estandarte,
Sin ver que así has anulado,
El amar en su arte…

A suspiros contados y piel guardada,
Te creíste siempre que todo lo sabías,
Y eras solo una niña asustada,
Con temor de vivir la vida…

Hoy la mujer nació y ya no podrás callarla,
Aunque quieras llevarla al rincón,
Ella ya habló y no podrás apagarla,
Y tan solo seguirá su envión…

Entre los brazos de él,
Ella ha nacido y ya no te pertenece,
Sólo vive en sus latidos,
Y ese amor que la merece…

Mercedes Raquel Enrique.18/04/2011

Habrás cambiado...

Tendrá tu rostro guardado, ésa mirada,
Tus manos el poder de estar calientes,
Aún en eso días, cuando hay heladas...
Y tu sonrisa, el brillo de tus dientes...

Tendrá tu pelo la suavidad soñada,
Y tu espalda el poder de sostenerlo todo...
Tendrán tus piernas ese andar de hadas,
Y tus abrazos el poder de sacar el moho...

Tendrás mi vida... intacta el alma,
Y aquel bello poder de la ironía,
Tendrás aquellos sueños y tu templanza...
Y esa voz de dulce sinfonía...

Esa erré de tono francés que enamora,
Cuando apasionados dices me da rabia,
Y ese olor a ti que uno siempre añora,
Que hace, muchas veces me distraiga...

Cuánto guardaras de todo aquello,
Cuánto dejaras en algún cajón cerrado,
Cuánto mostraras de todo lo bello,
Eso que a todos has ocultado...

Ese ser que siente sin tiempos,
Y que suspira de amor en las noches,
Y que sueña como niño con un cuento,
Y que jamás, jamás hace reproches...

El que sonríe ante la simpleza...
Y disfruta de una tarde de poesías...
Quien guarda medio alfajor para su alteza,
Y la llena de sueños y alegrías...

Cuánto quedará de todo aquello.
Ojalá lo guardes cual tesoro...
o los descubras en esa luna o en su destello,
y aflore simple tu sonrisa de sol de oro...

Mercedes Raquel Enrique 2.006.

Agota instancias...

Cuando todo des por perdido,
Y la cadencia no llegue,
Cuando se pierda el sentido,
Y no sepas cuanto quieres...
Cuando el olvido se acreciente,
Y las culpas no den más,
Cuando el amor ya no presiente,
Y sólo se ve soledad...
Cuando el andrajo del alma,
Sea más grande que vos,
Cuando busques esa calma,
Y sólo encuentres el clamor...
Cuando a pesar de ti mismo,
Y de los cambios que hagas,
Nada cambie su sentido,
Nada sea como tú lo soñabas...
Cuando el ardor de la sangre,
Te queme por dentro,
Cuando el querer vengarte,
Te quite el aliento...
Cuando tus sueños te dejen,
Tan sólo y vacío,
Y todos se alejen,
Sumiéndote en el hastío...
Cuando agotada las instancias...
De tanto dar sin pedir...
Y se termine tu constancia...
Ahí… ahí comenzarás a vivir...

Mercedes Raquel Enrique 2.006...