lunes, 5 de noviembre de 2018

miércoles, 3 de octubre de 2018

LEYENDO MI OBRA "Era èl"
PRESENTACIÓN DE LA ANTOLOGÍA " CUESTION DE CUENTOS"
SELECCIÓN DE MARÍA RODRIGUEZ CAZAUX UN ESCRITORA Y POETA
POR QUIEN ES UN HONOR SER SELECCIONADA.

PRESENTACION DE GABRIELA CASAGNAS, SU OBRA
"APUNTES CON LÀPIZ DE MINA"




EL HONOR DE QUE UN POEMA MÍO 
FORME PARTE DE LA ANTOLOGÍA PARA HOMENAJEAR A NICANOR PARRA



lunes, 10 de septiembre de 2018

jueves, 5 de julio de 2018

NICANOR...

La poesía nos sigue los pasos, dijiste
y es asi de verdad, nos acecha y nos gobierna
Nos vuelve peligrosos, pensantes, marrulleros
Nos llena de preguntas de planteos sinceros
Nos exige respuestas, pero no las del mundo
Esa que tu nos diste, en cada uno de tus versos
Esa que nos enseñaste a pedir a los gritos
Y sin otro rostro en el reverso, tan solo éste
Terrible embrujo bello, demencial y maldito


La poesía nos sigue los pasos, dijiste
y asi es, nos convierte en obstinados, testarudosç
Se nos ocurren mundos tan bellos y hasta utòpicos
Sin dolor, sin muerte, sin cuevas, sin tantos miedos
Sin la sangre que mancha aquellas manos y el alba
De quienes por la fuerza nos quieren gobernar
Y nos colma todo el alma, el amar, el sentir
Y no a la vuelta de la iglesia, si en la carne
Ahora si te dan medallas de oro y de plata

Lograste unir dos mundos, si que eran tan distintos
El de la palabra certera, y el de los nùmeros
Sin duda alguna, son tan infinitos y ùnicos
Nos diste una lección tan humana y tan perfecta
Necesitamos de todos, para este mundo
Para hacerlo menos malo, menos miserable
Mucho mas pensante, racional e igualitario.

MERCEDES RAQUEL ENRIQUE
AÑO 2018- HOMENAJE A NICANOR PARRA.
SELECCIONADO PARA FORMAR PARTE DE
LA ANTOLOGÌA QUE SE HACE EN SU HONOR





miércoles, 18 de abril de 2018

La niña de bronce



La niña de bronce (versión corregida)
La niña de bronce, bien sentadita
Cruzadas sus piernas y su alma en paz
La niña de bronce, tan calladita 
Sus palabras guardadas, no se debe exaltar

La niña de bronce, está tan sonriente
Su alma que llora, no debe mostrar
La niña bronce, con su voz silente
Y su canto de niña ella lo debe acallar

La niña de bronce, prolija va
Sus lazos de seda, impiden pensar
La niña de bronce, radiante está
Sus zapatos lustrados que no debe ensuciar

La niña de bronce, camina lento
Apenas si posa sus pies en el viento
La niña de bronce, apenas si corre
Pues debe estar bella, callada y en orden

Mercedes Raquel Enrique - 2018

Entre Apolo y Dionisos


                         


Sentada en esa plaza, aquella mujer de piel trigueña, cabellos castaños, ojos café y rasgos marcados, de figura esbelta, y curvas que invitan al placer. Debatía en su interior - cual filósofo griego- entre lo APOLÍNEO Y lo DIONISÍACO. Lo apolíneo la centraba en su deber de esposa ante este hermosa escultura de hielo ( pero uno que nunca sucumbe al calor humano) al que había elegido como esposo pues cuadraba exactamente en la virtudes que se le asignan a un hombre para tales fines. Pero en las noches en que lo DIONISÍACO le colmaba su ser, y su mujer ardía por sentir, ella sólo se conformaba con abrazos fraternales.
Pero ése día Nietzsche había hecho nido en su pensamiento, y sin dudas supo que lo DIONISÍACO  no es oscuro, sino apenas el atisbo claro de lo que implica sentirse mujer, y como tal vibrar. La voces apolíneas de sus mandatos le golpeaban en su rostro cual brisa que nos acaricia. Pero el crepitar de las entrañas poco lugar le daban a esos reclamos morales. Su mente fue acallada por el palpitar de ese corazón, la sensibilidad de su piel, esa sangre que la recorría que ese día parecía quemarla por dentro. Aunque quien la viera  caminar en esa mañana no notara más que una señora elegante que camina ensimismada, seguramente reflexionando sobre el libro que lleva en su mano una obra NIETZSCHE, titulada "La crítica más radical a los valores y a la moral de la cultura occidental". Atrás quedaron las entrevista de esa mañana en su oficina, sus dos niños en el colegio, su esposo en su estudio de abogados de reconocido prestigio, su madre en el primer asiento de la iglesia, y ahora ella sólo camina a encontrarse con su instinto, con su oxígeno clamando por llegar a lo más recóndito de su ser, y al sentir (ése al que había  renunciado el mismo día que dijo: sí acepto)
Lleva su cartera, su libro y camina lento como si el tiempo la esperara a la vuelta de la esquina. Pero no es el tiempo quien la aguarda, es él y  desde hace más de media hora. Sube a su auto y recorren esas cuadras de la plaza al hotel, con su mano izquierda debajo de la mano derecha de él, y en cada semáforo los besos se escapan de ellos y se funden.
Pues ella a decidido dejar atrás lo apolíneo -aunque más no sea por unos instantes- y entregarse a los brazos DIONISÍACOS  de la verdad absoluta(según Nietzsche), del ejercer de MUJER.