Cauta y segura tú fuiste siempre,
Las reglas adecuadas de niña complaciente,
Pero hoy es la mujer la que se revela,
Hoy sólo quiere amar aunque no se deba.
La razón por sobre todo has llevado,
Cómo único estandarte,
Sin ver que así has anulado,
El amar en su arte…
A suspiros contados y piel guardada,
Te creíste siempre que todo lo sabías,
Y eras solo una niña asustada,
Con temor de vivir la vida…
Hoy la mujer nació y ya no podrás callarla,
Aunque quieras llevarla al rincón,
Ella ya habló y no podrás apagarla,
Y tan solo seguirá su envión…
Entre los brazos de él,
Ella ha nacido y ya no te pertenece,
Sólo vive en sus latidos,
Y ese amor que la merece…
Mercedes Raquel Enrique.18/04/2011
sábado, 23 de abril de 2011
Habrás cambiado...
Tendrá tu rostro guardado, ésa mirada,
Tus manos el poder de estar calientes,
Aún en eso días, cuando hay heladas...
Y tu sonrisa, el brillo de tus dientes...
Tendrá tu pelo la suavidad soñada,
Y tu espalda el poder de sostenerlo todo...
Tendrán tus piernas ese andar de hadas,
Y tus abrazos el poder de sacar el moho...
Tendrás mi vida... intacta el alma,
Y aquel bello poder de la ironía,
Tendrás aquellos sueños y tu templanza...
Y esa voz de dulce sinfonía...
Esa erré de tono francés que enamora,
Cuando apasionados dices me da rabia,
Y ese olor a ti que uno siempre añora,
Que hace, muchas veces me distraiga...
Cuánto guardaras de todo aquello,
Cuánto dejaras en algún cajón cerrado,
Cuánto mostraras de todo lo bello,
Eso que a todos has ocultado...
Ese ser que siente sin tiempos,
Y que suspira de amor en las noches,
Y que sueña como niño con un cuento,
Y que jamás, jamás hace reproches...
El que sonríe ante la simpleza...
Y disfruta de una tarde de poesías...
Quien guarda medio alfajor para su alteza,
Y la llena de sueños y alegrías...
Cuánto quedará de todo aquello.
Ojalá lo guardes cual tesoro...
o los descubras en esa luna o en su destello,
y aflore simple tu sonrisa de sol de oro...
Mercedes Raquel Enrique 2.006.
Tus manos el poder de estar calientes,
Aún en eso días, cuando hay heladas...
Y tu sonrisa, el brillo de tus dientes...
Tendrá tu pelo la suavidad soñada,
Y tu espalda el poder de sostenerlo todo...
Tendrán tus piernas ese andar de hadas,
Y tus abrazos el poder de sacar el moho...
Tendrás mi vida... intacta el alma,
Y aquel bello poder de la ironía,
Tendrás aquellos sueños y tu templanza...
Y esa voz de dulce sinfonía...
Esa erré de tono francés que enamora,
Cuando apasionados dices me da rabia,
Y ese olor a ti que uno siempre añora,
Que hace, muchas veces me distraiga...
Cuánto guardaras de todo aquello,
Cuánto dejaras en algún cajón cerrado,
Cuánto mostraras de todo lo bello,
Eso que a todos has ocultado...
Ese ser que siente sin tiempos,
Y que suspira de amor en las noches,
Y que sueña como niño con un cuento,
Y que jamás, jamás hace reproches...
El que sonríe ante la simpleza...
Y disfruta de una tarde de poesías...
Quien guarda medio alfajor para su alteza,
Y la llena de sueños y alegrías...
Cuánto quedará de todo aquello.
Ojalá lo guardes cual tesoro...
o los descubras en esa luna o en su destello,
y aflore simple tu sonrisa de sol de oro...
Mercedes Raquel Enrique 2.006.
Agota instancias...
Cuando todo des por perdido,
Y la cadencia no llegue,
Cuando se pierda el sentido,
Y no sepas cuanto quieres...
Cuando el olvido se acreciente,
Y las culpas no den más,
Cuando el amor ya no presiente,
Y sólo se ve soledad...
Cuando el andrajo del alma,
Sea más grande que vos,
Cuando busques esa calma,
Y sólo encuentres el clamor...
Cuando a pesar de ti mismo,
Y de los cambios que hagas,
Nada cambie su sentido,
Nada sea como tú lo soñabas...
Cuando el ardor de la sangre,
Te queme por dentro,
Cuando el querer vengarte,
Te quite el aliento...
Cuando tus sueños te dejen,
Tan sólo y vacío,
Y todos se alejen,
Sumiéndote en el hastío...
Cuando agotada las instancias...
De tanto dar sin pedir...
Y se termine tu constancia...
Ahí… ahí comenzarás a vivir...
Mercedes Raquel Enrique 2.006...
Y la cadencia no llegue,
Cuando se pierda el sentido,
Y no sepas cuanto quieres...
Cuando el olvido se acreciente,
Y las culpas no den más,
Cuando el amor ya no presiente,
Y sólo se ve soledad...
Cuando el andrajo del alma,
Sea más grande que vos,
Cuando busques esa calma,
Y sólo encuentres el clamor...
Cuando a pesar de ti mismo,
Y de los cambios que hagas,
Nada cambie su sentido,
Nada sea como tú lo soñabas...
Cuando el ardor de la sangre,
Te queme por dentro,
Cuando el querer vengarte,
Te quite el aliento...
Cuando tus sueños te dejen,
Tan sólo y vacío,
Y todos se alejen,
Sumiéndote en el hastío...
Cuando agotada las instancias...
De tanto dar sin pedir...
Y se termine tu constancia...
Ahí… ahí comenzarás a vivir...
Mercedes Raquel Enrique 2.006...
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