sábado, 16 de julio de 2011

TU VIDA, MI VIDA...



La noche llegó como lo hacen las noches en el otoño, colmada de viento, de frío, de nostalgia de aquel abrazo tibio que nos envuelva. Pero al contrario de lo deseado esa misma noche la encontró sola y abrazada a su almohada, guardando en cada célula de su cuerpo el perfume de aquel hombre que la enamora...
Si hasta hace unos meses ella tenía una vida cómoda, desolada sí, pero cómoda. Su piel no sentía, su alma no sabía de sobresaltos, apenas de contactos fraternales con sus pares. Pero este amor la sacó de su vida, y pasó a sentir la vida de él cómo el único rumbo posible a la brújula de sus sentidos, que por cierto se habían despertado esa misma noche en que se entregó a él...
Entre sueños hablo, amo, sintió en sus brazos, pero la mañana la despertó con el frío estremecedor de saberlo lejos, muy lejos.
La rutina la tomó en sus brazos, la cobijo del dolor de la nostalgia y sólo en raptos de tremenda coherencia e infinita locura se escapa con él y su amor... Cierra la pagina del libro y no puede creer que alguien ame así, que sienta en la distancia, que añore un beso, que sienta caricias, sin siquiera estar cerca del amado. Sonrió con esa sonrisa de incredulidad que muy pocos sostienen aún con las pruebas en las manos de que un amor así es posible. Se sienta en su sillón preferido, toma a sorbos lentos la taza de té verde que tanto le encanta, suena el teléfono y era la voz de él que estaba allí y ella pretendiendo dar excusas desde la conciencia moral, decide dejar de lado su razón para darle vuelo al corazón que a latidos voraces la hicieron sentir a ese ser más cerca de lo que nunca había sentido a nadie. Y sin más atinó a decirle, tú vida, mi vida ya están trazadas ahora sólo deberemos vivirlas...

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