martes, 27 de septiembre de 2011

LA NIÑA INMIGRANTE...(Leyendas urbanas)


La ciudad es Rosario, una ciudad fundada por inmigrantes italianos, de allí la característica idiomática del rosarino de no pronunciar las eses finales debido a que en italiano los plurales no terminan en eses. La ciudad que además tiene otra particularidad, ya que su nombre es por la virgen Rosario de San Nicolás, y fue el pago de los arroyos quien adopto el nombre de la virgen, y no la virgen quien adopto el nombre de la ciudad como sucede siempre. El lugar exacto Boulevard Nicasio Oroño a la altura del novecientos. Allí se encuentran las instalaciones de un colegio católico con su respectiva iglesia, las cuales acompañan la infraestructura de la ciudad desde hace más de cien años.
Al colegio lo lleva adelante una congregación de hermanas de la misericordia, las cuales han ido adecuando la educación católica con las exigencias de la vida moderna sin dejar de lado la moral y las buenas costumbres. Posee pasillos infinitos con pisos, subsuelos, y entre pisos que nunca se terminan de conocer.
Fue allí donde dos alumnas de la primaria un día se encontraron con una jovencita que vestía ropa propia de una inmigrante italiana de los años treinta caminando por aquel pasillo, las miró y les sonrió. Cuando ellas intentaron seguirla, la chica desapareció. Pensando que había alguna especie de fiesta conmemorativa las alumnas al llegar a su salón le preguntaron a la docente que dictaba su clase de historia en ése momento, si el secundario hacía algún acto por el día del inmigrante, porque ellas habían visto a una chica disfrazada para la ocasión, la maestra conociendo de las visitas de la niña inmigrante, sólo les dijo que de seguro era una alumna del secundario… Las niñas no creyeron en nada la explicación de la docente y comenzaron la investigación, llegaron hasta un libro que hablaba de una niña que había muerto en el colegio allá por el año mil novecientos cuarenta por la fiebre amarilla, si bien sus padres vivían en un inquilinato cercano como todos los inmigrantes, ella había quedado al cuidado de las monjas quienes contaban con mayores elementos para ayudarla a superar su enfermedad. Sin dudas los cuidados a la niña no alcanzaron para mantenerla viva, y una mañana de agosto partió del mundo de los vivos, pero jamás lo hizo del colegio que la cobijó hasta sus últimas horas, tal es así que recorre sus pasillos y de tanto en tanto se aparece a las alumnas, sólo a las alumnas, pues cuando ella murió ese colegio era de pupilas y sólo para jovencitas.
Las niñas hoy son adultas y cada vez que cruzan la puerta de la iglesia del colegio tienen la esperanza de volver a verla pasear por algún pasillo… Su rostro les transmitió tanta paz que de seguro nada malo esconde esa alma en pena.
Para los cercanos ellas se inventaron la historia para llamar la atención, pero los pasillos del colegio saben que todo es tan verdad como que cada día la ven pasar por sus rincones…

CUENTO TREN -(4)- LA TERCERA HUELLA...

La tarde fue llegando y en Villa Cimera corrió como reguero de pólvora, la noticia de la muerte del guía. Los comentarios eran muchos, y entre ellos culpaban al forastero de haberlo matado y encima robarle todas sus pertenencias. Otros acusaban a la alemana seguro que con el tamaño que tenía podía haber matado al guía al menor golpe. Sin embargo las voces más contemplativas hablaban de la enfermedad del guía que le había jugado una mala pasada, poco menos de dos meses atrás había estado internado en coma por su enfermedad, y a pesar de las advertencias poco cuidado ponía en su salud, sólo unos cuantos sabían de su diabetes, y si bien le habían pedido que informe a los turistas de su situación por si pasaba algo, el negaba su enfermedad todo el tiempo.
En la noche el Dr. Montes comenzó a trabajar en el cuerpo, su calva cabeza se mantuvo bajo la luz de aquel reflector y las lupas, mientras sujetaba sus antejos, que tenían una pata atada con cinta adhesiva blanca, el único golpe que encontró era en su pómulo derecho y sin duda alguna ese golpe era producto del desvanecimiento, todo lo demás daba cuenta de un episodio de su enfermedad que lo llevo a la muerte, lo del dedo faltante no tenía explicación, pues aparentaba estar cortado con un elemente de filo preciso, y no encontraron el mismo en los alrededores, pero la sorpresa fue que en el cuerpo encontró una tercera huella digital, si bien la del vecino René y de la turista alemana era de esperar que estuvieran allí, la tercera huella a quién pertenecería. Su informe culminó entrada la madrugada y esa tercera huella sin dudas daría luz sobre los hechos del robo y el dedo cortado.En la mañana se dirigió a la comisaría donde se encontraba demorado René, pues hasta el momento era el único posible asesino, según el comisario lo había encontrado con las manos en la masa, pero todos sabían que el pobre comisario quería un poco de acción. De hecho de un asesinato le daba un poco de sal a su aburrida vida y si bien René era un buen hombre, no dejaba de ser el forastero del pueblo al que se le indilgaba todo tipo de cosas… El médico lo saludo muy gentilmente y el comisario le ofreció una taza de café recién hecho, charlaron como dos horas, y le explico que no hubo asesinato, que la muerte fue por la diabetes, y que lo del dedo sucedió cuando la víctima ya se encontraba muerta, que el pobre René poco tenía que ver con el deceso, también le comentó lo de la aparición de una tercera huella que sin dudas sería del ladrón de las pertenencias. A lo que el comisario agregó, seguro fue quien además le cortó el dedo a la víctima
René salió de la comisaría no sin antes tomar una taza de café junto al médico y al comisario. Y partió para su casa. Ahora el comisario tenía con que entretenerse debía averiguar de quien era esa tercer huella encontrada, y podría atrapar al ladrón. Se paró frente a la puerta de la comisaría, se subió sus pantalones y acomodo su cinto que apenas alcanzaba a cubrir el gran contorno de su cintura, su prominente estómago le impedía mantener sus pantalones en alto, sé dio palmadas en su panza, respiró hondo y entro a su oficina para comunicarse con el juez de paz, él era el único que tenía las huellas de los ciudadanos de Villa Cimera.

Desde la ventana observaba Juana Hidalgo la viuda del pueblo, una mujer de unos setenta años, quien al perder a su esposo en un inexplicable accidente había extraviado su poca cordura, pero a pesar de ella, sabía perfectamente quien se quedaba con los abrigos ajenos. Una noche sintió ruido en su granero en plena madrugada, se dirigió hasta el lugar, cuando vio a Nélida la tonta del pueblo quitarle la piel a un cordero que esa tarde había muerto y que no se pudo enterrar porque el peón se encontraba en la ciudad vecina en busca de mejores forrajes para los animales y recién volvería a la mañana siguiente. Para el pueblo fue la viuda quien le quito la piel al animal en un rapto de locura. Pues nadie sabía de las costumbres de Nélida.

AQUELLO QUE NO VEMOS...

Lo esencial es invisible a los ojos nos dijo Saint Exupery mediante su personaje principal en su libro “El Principito”. Sin embargo entre los tiempos y las emociones que hoy vivimos queda tan poco tiempo para ocuparnos de ver todo aquello que nos es invisible ante la mirada. La apariencia pasó a ser el único objetivo a seguir, debemos ser jóvenes eternos, exitosos crónicos, amigos del que algo nos da… Lo del principito fue una hermosa frase, sólo eso dirían los practicantes de tanta modernidad…
Fue así que esa tarde de otoño donde las hojas amarillas todo lo cubren, la encontró caminando con ese hombre que la llevada de su cintura tomada, y charlando de los encuentros fortuitos de las almas desoladas. Sin dudas sus profesiones eran opuestas pero la literatura y la sensibilidad de ambos los había conectado como sólo unos seres afortunados pueden conectar, porque han sido elegidos antes de que la razón impere, y mucho antes de que esas miradas se crucen siquiera… El calor del uno anida en el otro, y el vacio casi ni se nota cuando el otro parte porque ese calor ha entrado en lo profundo del alma cubriéndola del sabor de la presencia más allá de lo corpóreo…Por qué había elegido a ese hombre y no otro, se preguntaba, esa tarde que lo conoció con la excusa de debatir ideas, por qué su mirada le resultaba tan familiar si era la primera oportunidad en que lo veía, por qué su necesidad de escucharlo y seguir a su lado se le hacía necesario… Y allí supo que todo lo que veía no alcanzaba para darle las respuestas necesarias a su inteligencia lógica, pues su inteligencia emocional se la respondería cuando al pasar del tiempo se le sumara el primer beso en donde ella ya lo sintió suyo.
Supo desde entonces que no hay respuestas para lo que no vemos, pues el sentir a veces supera cualquier otro sentido, y la razón no puede dar más respuestas que la simple visión de lo que encuentra a sus pies, sin embargo si ahondamos en el alma, en el corazón, en la piel, ella nos dará la más simple de las respuestas, el enamorado siempre ve más allá de lo que sus ojos ven…

lunes, 26 de septiembre de 2011

GRACIAS A DIOS HA MUERTO...

Muere como muere la noche,
la apagada constancia del dar,
sólo obtuve de ti los reproches,
y yo tan sólo quería AMAR.
Muere como muere la tristeza,
cuando llega la caricia de un niño,
pues aleja todas las asperezas,
de éste que fuera tu enfermo dominio,
Muere la soledad sin cobijos,
engañada con dádivas de un amor que no es tal,
saco de mi frente el crucifijo,
y advierto por fin que el dolor ya no está.
Muere la muñeca de trapo sin razón sin verdad,
y ya no cree en que el amor pueda dañar
pues tú tan solo quisiste que viviera sin paz
para que en tu regazo me pudiera abrigar.
Muere para poder vivir sin plegarias,
se abraza a la vida y hasta al sonreir,
y ojalá encuentres tú a tu complentaria,
para saciar tu sed de maldad en el vivir.

Muere y no sabes lo bien que se siente,
volver a respirar sin tu mirada en mi espalda,
sin la palabra y comentario hiriente,
sin que midan tu caricias, tu verdad y tu calma.
Muere pero era necesario,
pues ha de renacer fresca,
ya sin tanto corolarios,
y con la vida por presa.