miércoles, 3 de noviembre de 2010

Derecho a amar...



Los días transcurren agitados entre mi rol de padre, de esposo, socio y profesor. Y entre tantos roles me he olvidado del hombre, ese que siente sin tiempos, que sueña con una sol abrasador que lo envuelva junto a su amor en un fría mañana… La frialdad se ha enclavado en mi alma, y el dolor de la lejanía me va poniendo en el peor rol, el de la soledad compartida…

No puedo explicar ni cómo ni dónde sucedió, pero sucedió. Un día cualquiera me encontré sintiendo a esa mujer más cerca de lo esperado. Las charlas se extendían, y mi necesidad de ella también. Fue así que nos citamos con la excusa de un almuerzo, no cerraba en el marco del ideal de belleza esperado por mí de una mujer, pero había algo en ella que me atraía demasiado, quizás haya sido ese límite a punto de romperse entre lo sexy y lo vulgar… En verdad no lo sé a ciencia cierta. Parto del restaurante convenciéndome que no me gusta, que no es lo que esperaba. No intento contactarla al contrario, evito llamarla o conectarme al MSN. Pero con el transcurso de los días el contacto es inevitable, y me encuentro con su enojo y su reclamo ante mi desaparición, allí comprendí que me importaba más de lo que yo mismo quería. Tal es el dolor ante el sólo pensamiento de perderla que debo esconderme en un rincón de mi casa a llorar, sí a llorar con dolor en el alma, como hacía mucho no sucedía… valiéndome de cualquier excusa logro salir de mi hogar y partir a su encuentro, tomo un taxi al azar, y llego, entre el dolor y mis lágrimas le confieso mi amor, ella no me cree, nos abrazamos en un llanto profundo y nos besamos, sabiendo que este amor nos está prohibido… Ella quiere una historia verdadera, después del fracaso de su matrimonio, y yo me debo a esa mujer que me ha dado lo mejor que tengo, mis dos hijas y con quien a pesar de su salud disfruto de la tranquilidad del amor fraterno… Son tan distintas una de la otra una ha dado más de lo posible, y la otra es un torrente de caprichos egoístas, y con su razón por delante siempre. Nos despedimos con las almas desgarradas de dolor y de amor, desde el taxi le envío mensajes de textos y ella me los responde y así transcurre el viaje de regreso a mi refugio.
Fueron sucediéndose los días y con ellos los mensajes y las charlas en el MSN, y en cada una desistíamos de este amor, en la otra nos dábamos permiso y así, pero siempre sabiendo que nunca le pertenecería a ella por completo, sólo sería un amor con límites, el límite que da tener una esposa y dos hijas a las que no dejaría jamás, pues las tres son el sostén de mi alma. Su orgullos le impide un amor así, y mi amor es tan grande que tampoco le pediría que ocupe un lugar, cuando mi deseo es que sea ella sea la mujer ante el mundo… las comunicaciones van y vienen hasta que volvemos a encontrarnos en un café, en una mañana fría, mi abrigo me da el calor deseado y el sol en mi rostro entibia mi alma devastada. Al final quedamos en seguir este amor hasta que podamos, hasta que no nos haga mal, fueron tres meses de amor, de encuentros y desencuentros, de ida y vueltas.
En octubre nos despedimos como siempre, nada hacía sospechar de su decisión, en noviembre nos veríamos, pero al llegar la fecha desiste de tal encuentro, y se enoja si yo no la contacto y sino insisto en verla, fue allí donde supe de sus caprichos de hija única, quizás en ello radica mi amor, es la antítesis de mi esposa.
En marzo tras almorzamos, pero nada cambia…De allí en más me aturdo con el trabajo y trato de seguir sin pensar en que la necesito, me llega justo ahí un oportunidad de viajar a París por un proyecto, y creo que la distancia es la oportunidad para olvidar y olvidarla, nada se hace cierto, pues en cada calle la recuerdo como si estuviese allí viajando, lejos pensé que me iba a olvidar de ella, o al menos por ese tiempo...No fue así, quería que estés en cada lugar que veía, quería que estés conmigo. Me acuerdo de caminar por la Rue de Sèvres y haberte querido llamar para que mis ojos en ese momento sean los tuyos, si hasta te vi en ese reflejo de Lancome, para solamente verte en el aroma tuyo, quería que me acompañes en esa cena en Paris, no hay lugar en que no hayas estado no hay sitio en que me haya olvidado de vos… aquí estoy valiéndome de tu recuerdo para recorrer esta ciudad que invita a amar. Ese aire de París que huele a amor, sus pequeñas callecitas repleta de recovecos que incitan a esconderse del mundo, tal y como lo hubiera hecho yo de tenerte a mi lado en ese momento.Cuando volví y te vi...no sé si me viste, pero me sentí morir estabas tan linda tan maravillosa, tan enamorado mis ojos, mi alma, mi corazón de vos, pero sólo te vi.Con el correr de los día me contactaste y mi hiciste saber de tu enojo al no responderte mensajes que me habías enviado, pero yo no supe de ellos, mi viaje me lo impidió. Y hoy así estamos tu entras al MSN, y yo aparezco desconectado pero mi corazón no, el da un salto cuando aparece el cartelito de que has iniciado sesión, me duele ver que me invitas a escuchar el tema que estas escuchando… Me duele pero es la única forma que he encontrado de escaparme de vos, de mi, de este amor que ha hecho volver al hombre a mi cuerpo, se que tarde o temprano volveré a ti, juro que haré lo posible por no hacerlo, pero dentro mío sé, que esta historia aún no ha terminado… ojala algún día sepas que te amo más de lo que cualquiera puede hacerlo, quizás te reproches en un futuro por no haber aceptado este amor que para ti es a medias. Y para mi es la única forma en que te puedo amar aunque tu orgullo te impida verlo…

1 comentario:

  1. el amor que se ansia de eso trata el cuento, pero el no toma en cuenta que ella siente diferente.

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