Remando durante días llegamos a la corriente de la nada, los remos los sostenía las constancia de seguir sin rumbo en esta vida… el barco era una empresa de ya diez años de existencia, con poco haber y mucho debe, más ausencias que presencias en las juntas, pero al final de tanto remar han llegado a buen puerto…
Ella solitaria espera en la orilla y ya no rema, el sólo en el barco sigue su destino, ambos saben que entre remo y remo hay un espacio vacío de amor y lleno de soledades compartidas, pero aún así prosiguen. Filosofar en charlas de amigos de las estrategias tomadas como armas a la hora de proseguir en este viaje, dónde sólo hay dos remos y un solo barco, al que día a día hay que guiar para que no pierda el rumbo, y llenarlo de colores cada vez es más necesario para mantener la empresa en curso…
Es la historia de amor de siempre, ella se enamora el se deja amar, ella da todo y el tan sólo toma lo que le dan… y llega el momento en que ella se cansa de dar y el sólo esta acostumbrado a recibir y el barco que tenia rumbo lo pierde y hay que remar en contra de la corriente…
el labrador y el soldado para mi son lo mismo, porque como sembrar sin luchar.
ResponderEliminar